EDUCACIÓN
Los robots inteligentes del Zorrilla y el Pinar de la Rubia
Alumnos de los dos institutos participan en un certamen internacional para dar soluciones robóticas con piezas de Lego
Tomás de Francisco siempre pensó que lo suyo sería la Arquitectura. Al menos, eso decía cuando, nada más entrar al instituto Pinar de La Rubia, con la ESO recién estrenada, le preguntaban por su futuro profesional. «Yo, arquitecto», dicen que decía. Ahora, ya en segundo de Bachillerato, con la Universidad a la vuelta de la esquina, ha cambiado de idea y piensa en una ingeniería relacionada con la robótica. Lo cuenta su profesor de Tecnología, David García Mediavilla, y la culpa la tienen unas piezas de Lego con las que se entretiene en los recreos. Y no solo él.
Tomás es uno de los alumnos que componen el equipo El Pinarillo, un grupo de estudiantes que el año pasado quedó finalista en la fase final del concurso First Lego League (ganó la fase autonómica) y que este año vuelve a concurrir al certamen, de carácter internacional. Eso sí, tanto Tomás, como su compañero Santos Ángel Pardo, participan como alumnos colaboradores, puesto que ya han superado la edad para intervenir como integrantes del equipo (compuesto por chavales de cuarto de Secundaria y primero de Bachillerato). El grupo de este año cuenta con la experiencia de alumnos que ya acudieron a la final de Pamplona el año pasado (Cecilia Castedo, María Varona y Daniel García, estudiante del Julián Marías) e incorpora los nuevos fichajes de Rodrigo Castedo, Irene Rodríguez, Ana Castell, Víctor Ramos, Raúl Sánchez, Diego y Álvaro. Todos ellos deberán enfrentarse al desafío de esta edición, basado en el desarrollo de ideas para mejorar la vida de las personas mayores.
«Los alumnos tienen que contactar con alguien mayor de 60 años, analizar sus problemas de movilidad, memoria o salud y buscar soluciones que contribuyan a mejorar su calidad de vida», explica David García, profesor director del equipo. Esa es la fase más ardua de la investigación. La más práctica, tiene que ver con unas piezas de Lego. Los alumnos tienen que utilizarlas para construir un robot que deberán programar para que supere diversas pruebas (tirar unos bolos, levantar pesos, girar ruletas como las de los equipos de gimnasia de los parques o elegir una pieza que deberá identificar por el color). «Este año las pruebas son algo más complicadas», reconocen los alumnos veteranos. Pero ya se han puesto manos a la obra para resolverlas.
Eso sí, que tengan cuidado en el Pinar de la Rubia porque ya hay competencia local. El instituto Zorrilla, de la mano del profesor de Tecnología José Santos, también se ha sumado a la fiesta robótica. «Es nuestro primer año, pero estamos muy ilusionados y vamos con la idea de ganar», explica Leire Nieto, la portavoz de un grupo formado por Miguel Campillo, Kevin Catalán, Rubén Gutiérrez, Antón Pivovarov, Sergio Calvo, Pablo Díez, Víctor Fullaondo, César Hernández y Pablo Hervás, todos ellos alumnos de cuarto de la ESO y voluntarios en esta aventura. «Robótica es una materia que se da en el último trimestre, así que habrá que avanzar conceptos», explica Santos, instructor de un equipo compuesto por alumnos que ya comienzan a encauzar su futuro. Todos estudiarán Ciencias y sus pasos se adentrarán en el mundo de la Arquitectura y la Ingeniería.
Ambos equipos ya se han inscrito en el certamen (han tenido que desembolsar 336,38 euros, más otros 110 para adquirir diverso material robótico, como sensores. En el Zorrilla lo ha adelantado el instituto, pero ya buscan patrocinadores) y desde hace un par de semanas trabajan durante los recreos y por la tarde en busca de soluciones para superar las diferentes pruebas. En febrero acudirán a Burgos a la fase regional. Si ganan, pasarían a la criba nacional (el Pinar de la Rubia llegó hasta aquí al año pasado) y de allí, a la internacional. «Este año está más complicado, pero el mejor premio que reciben es que comienzan a desempeñar tareas de investigación y ciencia, fundamentales para su futuro académico y laboral», concluye David García.
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